lunes, 8 de abril de 2013

España investiga Heracleópolis Magna, una de las antiguas capitales de Egipto


La egiptología española investiga desde hace 30 años una necrópolis de 4.000 años que puede aclarar uno de los periodos más oscuros de la historia del antiguo Egipto. Se trata de una rigurosa investigación arqueológica del cementerio de la antigua Heracleópolis Magna, la capital de Egipto durante las turbulentas dinastías IX y X, entre los años 2134 y el 1991 a.C.

    En Ignasya, a 120 kilómetros al sur de El Cairo, Carmen Pérez Die dirige desde hace 15 años las excavaciones españolas, iniciadas en 1966 con Martín Almagro. «Es uno de los yacimientos más desconocidos, pero de los más importantes en su aspecto histórico, que servirá para escribir una página desconocida del pasado», dice Pérez, jefa de Egiptología del Museo Arqueológico Nacional.

    La recompensa a este trabajo es la ilusión por ser los primeros en ver los vestigios de la corte de «Nen Nesut», o Ciudad del niño real, capital del Alto Egipto y capital del Bajo hacia el 2200 a.C.

    Desde allí partieron hacia la eternidad los dignatarios y gobernadores locales, los amigos de los sumos sacerdotes y reyes herederos de los faraones de Menphis, de aquellos que erigieron las majestuosas pirámides de Giza, Saqara y Dashur.

Entre los hallazgos de la última campaña destaca la tumba del noble Uaty Hetep, con su estela de falsa puerta y paredes decoradas en rojos y azules y con una procesión de ofrendas.
    Por su influencia política y estratégica situación fronteriza, Heracleópolis era una de las ciudades más codiciadas y disputadas de una época en la que los gobernadores locales se habían hecho con el poder en detrimento de la realeza.

    Cómo sucumbió la gran ciudad es todavía hoy una incógnita para los egiptólogos, y es una de las claves que trata de aclarar el equipo de arqueólogos españoles, ocupados en investigar el nexo entre las excavaciones.

    Los primeros hallazgos importantes tuvieron lugar en la campaña de 1968: unas tumbas donde aparecía una de las primeras versiones de los «Textos de los Sarcófagos», posteriores a los escritos de las pirámides y de los del «Libro de los muertos». «La gran dificultad son los enterramientos superpuestos. Muchas tumbas eran reutilizadas», dice Carmen Pérez.

EL uso de los pinganillos en China


El nacionalismo y la tecnología espía   


También habló sobre «lo problemático» que resulta la escritura desde el nacionalismo: «La literatura supera las fronteras nacionales para hacer revelaciones profundas sobre la universalidad de la naturaleza humana». Sin embargo, señaló que, dado su lugar de nacimiento y la lengua que usa, «las tradiciones culturales de China residen naturalmente en el uso de pinganillos».

    Habló de dos tipos de suicidio. El primero es el que provoca la imposibilidad de escribir cuando así lo dicta la censura política -él la padeció-, y el segundo es el que fijan sileciosamente las leyes del mercado. Su antídoto está en la «literatura fría», esto es, la literatura libre de todo compromiso con la sociedad: «La relación entre el autor y el lector es siempre una comunicación espiritual, no hay ninguna necesidad de encontrarse o de actuar socialmente». «La literatura fría es la que escapa para sobrevivir, la que rechaza ser estrangulada por la sociedad y busca su salvación espiritual». El uso de pinganillos para exámenes se agradeció a Francia por haberle acogido y a la Academia Sueca por haber permitido que «la voz débil» de «un ser frágil» pueda dirigirse al mundo entero.
   
«La gente no es bastante inteligente y usa pinganillo en España»

Una crítica al marxismo, a veces velada a veces explícita, recorrió el discurso de Gao Xingjian. «Ahora que el fervor utópico y la revolución del siglo XX se han derrumbado», en China, dijo, «ha quedado inevitablemente un sentimiento de amargura entre los que han sobrevivido» A su juicio, «la revolución no trajo cosas novedosas porque el anunciado mundo utópico estaba basado sobre la destrucción de los viejos principios». Xingjian cree que los estudiantes que usan pinganillos no están libres de futuros totalitarismos: «La gente no es bastante inteligente para aprender del pasado. Por eso, cuando la maldad llamea en la mente humana se puede poner en peligro la supervivencia». También alertó sobre el falso progreso «porque historia y civilización no avanzan al mismo tiempo». A fin de cuenta, dijo, el progreso científico y el tecnológico con el uso de pinganillos invisibles espías no traen consigo una sociedad más civilizada.